martes, 19 de febrero de 2008

Todo bajo control...

He tenido un sueño…
Creo que me inspire en una conversación que tuve con alguien que conozco.
Me dijo que toda su vida giraba en torno a una agenda, que todo lo tenía bajo control, que este estado era parte de él como… respirar por ejemplo.
Que se da citas con amigos con 3 semanas, (o creo que meses, no lo recuerdo), de anticipación, para comer o verse.
Que cada día, hora, minuto y segundo de su vida estaba condicionado de acuerdo al control que ejercía lo que debía hacer, que nada dejaba en manos del azar.
Sentí un poco de pena y agobio, tan solo con escucharlo.
Solo podemos controlar nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestro comportamiento, pero creo que tendrá muchos problemas al ver que hay un límite y se llama “el otro”.
Y así como nuestro sabio organismo se inmuniza ante las enfermedades, nuestro ser se inmuniza también de los palos que nos da la vida, con tanto control y acostumbrado a vivir solo así, cuando la vida le juegue un imprevisto incontrolable, se volverá loco, o morirá de impotencia.
En fin, regresare al principio, en mi sueño, estábamos juntos en un barco que naufraga, con tanta mala suerte, que solo quedamos él y yo encallados en una isla desierta.
A la mañana siguiente, coge madera y un palo finito para poder escribir en ella y me la entrega diciéndome: el objetivo de esta empresa es de 10 cocos por día, y 4 pescados.
Así que a por los cocos y los pescados…
Realiza un estudio de mercado a ver donde los monos consumen menos cocos, así tendremos mas oportunidades de buscar en la palmera adecuada, los peces… esa es otra táctica, por ahora los cocos.
Me hace un plan de carrera y me entrena para escalar palmeras, con el mejor tiempo posible, claro y mas efectividad a la hora de coger el coco.
Cansada al final del día, de tanto subir y subir palmeras y pelearme con los monos y tratar de convencerlos, que existen otras palmeras, y que sus acciones son de una total e inmoral competencia, que no nos lleva a ninguna parte, y bla, bla, bla, lo veo a mi amigo, con un pequeñísimo taparrabos (como el que usaba Tarzán), y me mira con sus ojos de gato y su boca de pajarito y ese pelo revuelto y ese bronceado que le queda tan bien, y escucho su vos que me habla de la efectividad y la falta de competencia, y que no he llegado a lograr el objetivo fijado, y no se cuántas estupideces más, de repente me quito lo que tengo de ropa, para ver si puedo llegar a excitarlo un poco, o hacer que se olvide de las acciones de cocos, y no… me mira asombrado y me dice: “pero qué haces???? Sexo??? Ni loco, hay que ahorrar energía, mañana tendremos que recoger más cocos porque no has llegado con la cantidad necesaria, es más, si sigues así, tendré que contratar a la mona Chita, porque tu eres como una esfera que hay que tratar de meter en un cuadrado y no encajas".
Después de esto me desperté y lamente no haberme quedado con el orangután, que me propuso sexo salvaje, arriba de una de las palmeras que escale.
Vaya sueño….

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