sábado, 16 de febrero de 2008

regalame la luna...



Con mi amiga Aina tuvimos una larga conversación el viernes, el tema: el amor.
Cambia con la edad, no se ve, ni se siente de la misma forma, no es lo mismo a los 15 que a los 30. Lo que si es verdadero, es que no podemos tener una vida sin ilusionarnos, sin esas cosquillas que nos da el sentirnos enamoradas /os.
Pero el dilema fue, importa cómo sea y quién sea el que nos hace sentir una emoción? La verdad es que no, no importa el personaje, siempre cambia, como el deseo, nunca es fijo.
El enamoramiento se muere con el tiempo y nos quedan las mariposas dormidas, un sin sabor en la boca, la piel escamada y los ojos tristes buscando lo que vieron una vez.
Mi amiga esta enamorada… pero nunca importa de quien, sino lo que te hace sentir.
Ella me pregunto, cuando le conté lo mucho que me dolió perder algo que quería, si volverías atrás, harías lo mismo? Elegirías pasar por la misma situación?
Le dije que si, la pena es la mejor manera de sabernos vivos, de sentir el amor.
No podemos sentirlo sin que duela un poco y si duele es lo mejor que nos puede pasar, no por masoquistas, sino por la ilusión, porque los días son fantásticos, porque los colores se aprecian de otra manera.
No importa lo que dure, no importa si duele, no importa quien nos haga sentir Aina, lo que nos hace sentir es la predisposición de sentirlo, el permiso que nos damos para vivirlo.
El amor nos acerca a Dios, cada hora es preciosa, cada amanecer un sueño, lo verdaderamente importante es sentirlo y disfrutarlo mientras dure.
No estés triste mi amiga, no sentir esas cosquillas es estar vacía, no suspirar por nada no le da sabor a la vida.
Te kiero mucho Aina, me gusta ser tu amiga y verte cada mañana antes de la oficina.

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